miércoles, 28 de enero de 2009

Muerte de una flor


Es hermosa y frágil,
encontrada entre esplendores
de una especie en deslumbrante añil.

¿No la ves?
¿Acaso no te fijas en su cuerpo?
Ahí está inmóvil, bella,
esperando el final que han precipitado
delirios de deseos y grandeza.

Arrancada como otras, hallará su cuna y caja
en un jarro acristalado de aspirinas colmado,
comida que no alimenta,
languidez de alma que no cesa.

¿No la ves?
Cada día que pasa, sus pétalos
buscarán besar la tierra
de la que nació entre luz y sol,
mientras muere ahogada en un vaso de agua
una pequeña y tierna flor.


sábado, 24 de enero de 2009

Divina lluvia



Una mínima nube me hace sacar el paraguas
y hoy que ha llovido por cuatro,
lo he abandonado en casa.
Empujadas por el viento, corrían las nubes, los charcos crecían
y las gotas de agua que ahuyentaban su hambre,
me alimentaban la cara.

Creo que en el fondo, no me hacía falta.
El paraguas, digo.


miércoles, 21 de enero de 2009

El piano


"nos"
Creo que es importante encontrar algo que nos haga trabajar la paciencia. Lo que sea es lo de menos. Pero entiendo que hallarlo es primordial, para parar, parar relajar tensiones, para conseguir que a pesar del ajetreo diario, haya un momento para ese relax. Y además, ayuda en la rutina, en un sinfín de momentos.

Durante un tiempo me dio por los puzzles, pero terminaba uno y tenía que empezar otro con lo que suponía tener el sitio para colocar el anterior. De aquella época todavía me queda uno de cinco mil piezas que adorna una de las paredes del trastero.

Después comencé a tejer, bufandas, jerséis, chaquetas, gorros a todo hijo viviente alrededor. Todavía me queda alguno danzando por ahí, pero después de nacer mi hijo, el tiempo se hizo protagonista y tuve que dejarlo.

Leer no me proporciona paciencia. Me gustan las novelas. Laboriosas, con multitud de personajes, líos e historias pero la lectura es rápida, intrigante, con deseo de llegar a la última página.

Con anhelo de muchos años, llegó sin saber la paciencia que me iba a proporcionar. Porque con él no puedo tener prisa, me hace ir a su ritmo, no al mío. Me obliga a parar, a detenerme, leyendo notas y signos. Cada nueva partitura es como una semilla que me hace comenzar con calma y que necesita toda la tranquilidad del mundo si quiero conseguir tocarla como me gusta que suene: Redonda. Es un camino lento, que cumplirá en breve seis años y a pesar de que las piezas que toco ahora son más complicadas que al principio, el trabajo es el mismo.

Lentitud para casar la melodía que lleva la mano derecha con los acordes o arpegios de la mano izquierda. Una y otra vez, lectura de la numeración de los dedos hasta conseguir memorizarlos. Subir y bajar la intensidad del sonido, velocidad a la que hay que interpretar. Acertar con precisión el momento de levantar el pie del pedal para después volver a pisarlo, a fin de no mezclar notas y no perder los tonos.

Las teclas acariciadas con las manos me ofrecen satisfacción y sobre todo una enorme paciencia.


lunes, 19 de enero de 2009

Seguir caminando


LO PREOCUPANTE ES HACERSE VIEJO.

LO MARAVILLOSO ES SEGUIR CRECIENDO.

miércoles, 14 de enero de 2009

En una hoja de roble



Mundo, en sueños helados encuentro
una hoja de roble que mi mano transporta.
Como un saborear de terciopelo,
llenas instantes, saciando las horas.

Roró la noche y la barandilla del puente
recogió en su seno transparentes gotas
que congeladas, en cuclillas levantan sus entes
donde deposito al alba la preciada hoja.

Sus bordes cortantes, cristales marcados
brillan cual espejo, desbordante marco
profundizando el sol en penetrantes rayos
que funden el hielo, que rasgan los charcos.

Paladeo el mundo en una hoja de roble
maquillada de cielo, pintada de blanco.


domingo, 11 de enero de 2009

Es verdad



Dices: ¡Ama! ¡Quita eso!
Tienes que verlo, te digo.

Pero, ¿es verdad?
Eso que sale en la tele…
¿Es verdad?

Es verdad.

Es verdad que se matan por un pedazo de tierra.
Es verdad que en vez de vivir de la vida,
viven de la muerte, del odio y la tristeza.
Es verdad, que ese padre lleva en los brazos
los despojos de su hijo muerto,
envuelto en blancura, manta de la iniquidad.

Es verdad.

Siento lo que tienen que ver tus tiernos ojitos,
pero es que todo eso, es verdad.


viernes, 9 de enero de 2009

Suavidad

"nos"



Con suavidad,
han caído algodones
sobre el tejado,
sobre los árboles,
sobre la hierba,
y sobre un despertar
de interiores.

Blanda, blanca.

martes, 6 de enero de 2009

Regalo de Reyes


"nos"

Tendría unos dieciséis años cuando mi padre me hizo un regalo que no esperaba un día tal como hoy. Bajo el árbol adornado con decenas de brillantes bolas, había un paquete, no muy grande destinado para mí. Al abrirlo me sentí muy especial, no por el hecho de que me hiciera un regalo, sino por el objeto, por lo que me ofrecía.

Mi padre me había comprado un pequeño estuche de sombras de ojos. Es como si lo estuviera viendo. Doce colores en una cajita de color azul se mostraban dichosos a mi mirada.

Aquel momento fue y sigue siendo inolvidable, porque me di cuenta de que mi padre entendía que yo estaba creciendo y yo comprendí que me estaba comenzando a dar las alas necesarias para dirigir mi vida.

Este año, el día de Año Nuevo vino a comer a casa. Lleva una temporada haciendo una maqueta con trenes, llenándola de casitas, coches, personas y yo le había contado que en el barrio donde vivo hay un hombre que todos los años monta un Belén en su garaje.

Así que fuimos a verlo. Estuvieron hablando un rato largo sobre como se organizaba colocando fuentes, bueyes arrastrando un arado sobre tierra húmeda, el fuego entre pastores y en la casa del herrero, el molino girando...

Le comentó también que el resto del año, se entretiene tallando muebles, y haciendo preciosas cajas (kutxas) de madera de roble que allí tenía y que nos enseñó.

Mi padre me preguntó si me gustaban a lo que respondo afirmativamente y entonces me dice que si quería, me regalaba una. He preguntado más de una vez los precios y se que los trabajos que se hacen con las tallas son excelentes, pero me parece un capricho muy caro, así que me hice un poco la loca, diciendo que era muy grande y ahí se quedó la historia o eso creía.

Hoy, una de esas preciosas cajas de madera descansa sobre un mueble en mi dormitorio y no sólo tengo la misma sensación que tuve hace veintitrés años, cuando mi padre me regaló aquellas sombras de ojos, sino que ahora siento que me he convertido en la persona que él quería que fuera sin siquiera buscarlo.



sábado, 3 de enero de 2009

Biblioteca



Biblioteca. Un mundo de silencio, cosido de aventuras. Entrar en cualquiera me provoca emoción. Mis ojos se detienen por las estanterías paladeando letras, formatos, colores que me llaman sin descanso, aumentando mis ganas de decidirme por uno u otro. Pero espero a que me hagan chiribitas y su título o el pequeño argumento de la contraportada, contenga la suficiente revolución para que en unos días mi mente viaje por un mundo imaginario o por un jardín de sueños.

Es como romper una rutina, como empezar de nuevo y si encima te atrapa la historia, ahí aparece ese ansia que te llama continuamente hasta llegar a la última página.

Letras de vida o muerte, de amor o desengaño, hallan la manera de que vuelva a reunirme en un rincón que se saciará de encuentros. A él se acercan caballeros y princesas, tradición escondida tras años de costumbre, terror acuclillado en el pecho o suspiros de tranquilidad sosegada.

Lectura que termina, pero enseguida comienza otra. ¡Qué delicia!