Después de pelearme con lo más fácil
tropecientas veces, vencí.
La observaba desde todos los ángulos posibles,
anhelando encontrar capullos de alhelí.
Todas eran posibles menos una.
Todas con futuro menos esa que negaba.
Todas, sabedoras de perfectas soluciones,
ilusas esperanzas que en vano esperaba.
Terminó la pelea cuando tomé la alternativa
que de repente y sin buscarlo me ofreció la vida.
Una frase que sentenció la larga espera
se movió, arrancando deseos y apagando penas.
Acepté el órdago y aunque no lo creas, gané.