viernes, 29 de octubre de 2010

Gané







Después de pelearme con lo más fácil
tropecientas veces, vencí.
La observaba desde todos los ángulos posibles,
anhelando encontrar capullos de alhelí.

Todas eran posibles menos una.
Todas con futuro menos esa que negaba.
Todas, sabedoras de perfectas soluciones,
ilusas esperanzas que en vano esperaba.

Terminó la pelea cuando tomé la alternativa
que de repente y sin buscarlo me ofreció la vida.
Una frase que sentenció la larga espera
se movió, arrancando deseos y apagando penas.

Acepté el órdago y aunque no lo creas, gané.





miércoles, 20 de octubre de 2010

Igual de fuerte









Soy igual de fuerte
que el fantasma del castillo,
cuya figura etérea reina
en el cercano reino escondido.

Soy igual de fuerte,
aunque tú no me des permiso.
Sin que lo sientas, mis locuras
me acogen y acunan con mimo.

Soy igual de fuerte
y cuando me acobardo grito,
rompiendo coyunturas de ancestros
y arrinconando ritos.

Soy igual de fuerte
cuando enfrento prolongados retos,
entrelazando los dedos…
Tan fuerte como mi mayor miedo.






sábado, 9 de octubre de 2010

Oscuridad








La oscuridad atrae al descanso.
Es noche que envuelve en círculo
casas, camas, personas y sábanas.
Como en un abrazo perfecto,
la suavidad del algodón y la manta
empuja al sueño.

Mas si éste no viene,
la oscuridad se torna en tortura,
rencor de pensamientos
y rutina de pesares.

Es enfermedad de hospital,
incómoda almohada cuya existencia
no ofrece el buscado descanso.
Es tristeza embotada entre cuatro paredes,
la absurda repetición del insomnio,
pero la necesidad atrapa
y termina siendo ternura de terciopelo.

Es esa penumbra la que salta
en momentos de atractiva fiesta,
salpicado ocaso de fuegos artificiales.
Es encuentro envuelto, esa caricia del sueño,
saciedad relajada en silencio caliente.

Terminaría odiándola de puro asco
si viviera siempre conmigo
en ceguera perpetua, escondite perfecto,
por no ver la luz del sol,
ni la sonrisa de mi hijo.






martes, 5 de octubre de 2010

Hablemos de ....






Hoy no tengo sino dar las gracias a alguien que ha hablado conmigo. La sinceridad y el cariño con el que me ha explicado ciertos comportamientos de otras personas hacia mí, me alegra. Mucho.

No voy a explicarme en demasía porque no viene al caso. En la cuadrilla de chicas que nos juntamos todos los años por fiestas del pueblo, según de que cosas, hablamos sin tapujos. No nos importa, lo consideramos normal.

Hoy me he enterado que esas charlas que a mí me parece tan normales, delante de hombres no lo deben de ser tanto y que por detrás comentan esto o lo otro. No todos por supuesto. Para quien me ha hablado, le parezco una mujer que habla con naturalidad de temas que hace años eran tabú para nosotras, pero para otros debe ser que fardo o que me insinúo. Lo curioso es que ellos hablan de esos temas sin ninguna vergüenza y yo soy, la que debiera tenerla y como no la tengo, me critican.

No ha querido darme nombres. Que yo sepa, nunca me he insinuado a nadie que no considerara como algo serio en mi vida. Pero hay mentes calenturientas, según parece, unas cuantas, que deben decir que si lo hago y que después pego cortes cuando se me insinúan a mí. Igual es que tienen ganas de… Lo llevan más claro que el zapatero de Tarzán. Que se la restrieguen contra una pared. Si es de gotelé, mejor que mejor.

Me alegra saber lo que piensan muchos, es mejor así. Seguiré siendo yo pero sólo con quien he de serlo. Con el resto, ancha es…la vida.

Gracias al día en el que decidí cambiar la dirección del blog. Me alegro de haberlo hecho.

Y gracias otra vez a la persona que me ha hecho ver lo que lo que tenía que ver.

 
 

domingo, 3 de octubre de 2010

Movimiento








Escribo la palabra “movimiento”, “movimiento”, “movimiento”, hasta que lo veo, lo siento.


Mis párpados se abren y se cierran sobre mi mano que se arrastra sobre el papel, sujetando el bolígrafo del que la tienta galopa desbocada, sobre un blanco prado, que se sacia de las palabras que desbordan mi mente. Si me detengo, sólo lo hará mi mano mas continúo explayándome por dentro. El pecho sigue abriéndose al aire que penetra por la nariz y la sangre seguirá corriendo entre arterias.

Quietud mentirosa que sólo quiere engañarse a si misma sobre una verdad insondable que se desplazará cada milésima de segundo.

Movimiento. Instante único de roce con el aire, con objetos, con un árbol, con otro ser humano. Mi cuerpo abraza todo lo que me rodea para encontrar esa descripción del movimiento como siento querer hacerlo.

Movimiento infinito hasta que llegué el último día.



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