Hay círculos que durante años
son protagonistas de los más íntimos momentos.
Hay círculos, que en búsqueda de exteriores
importaron intensidades interiores.
Hay círculos que finalizan
abandonando un mundo difuminado
en puntos de rectas curvas
cuyos extremos, escapistas suavidades,
desaparecen en la lejanía.
Hay círculos rotos
por el saciado vicio de la rutina,
dueños de errores escondidos
tras el beneficio obtenido.
Hay nuevos círculos
formados por la enseñanza recogida,
libros de vida que viajan
sin dar vueltas sobre el mismo camino
porque sus ejes se mueven
en un continuo vaivén de espiral
donde no terminan sus estudios
de seguir aprendiendo.