domingo, 25 de septiembre de 2011

De pata






Se unen colores en el tendedero.
Al lavar la colada de color,
con dos pinzas por unidad,
se reúnen uno tras otro.
Calzoncillos de patas cubren
tus noveles intimidades,
presencia son indiscutible
de la vida y la suma de edades.

¡Qué sensación extraña y perfecta verte crecer
al aumentar la talla de tu ropa
y el deseo de saber y también creer!




viernes, 16 de septiembre de 2011

Flotadores

 
 
 

Se obligó a claudicar.

Ante los constantes desasosiegos
y las insistentes melancolías
terminó comprendiendo
entendido como un deseo opaco,
cosas que debía aceptar.

Las palabras, esas uniones de diminutas letras,
antes dueñas de un  mundo perfecto,
se transformaron en sensaciones vacías
mientras sus restos se desplomaban.

Los fonemas que sonaban cual ruiseñor en rama,
tuvieron que agruparse en otros mundos
nombrando distintos versos,
en elección de noveles caminos y senderos.

Como pompas y grandes burbujas,
cuya existencia se basa en reventar una y otra vez.
Por más que insistiera
retornaban al mismo momento y explotaban.

Entonces, para algunos, 
fabricó relaciones de plástico.
El aire siempre ha servido
para no ahogarse y quedar con la cabeza fuera. 
Hay manguitos, flotadores con forma de animal
y también calabazas vacías de pulpa
para sujetar en la cintura.

La pena que le queda
es que no pudo llegar a tiempo
para regalarle uno de esos flotadores
a la que la parió.





domingo, 11 de septiembre de 2011

Verduras y gallinas









Una de mis vecinas se ha ido de vacaciones y me ha pedido un favor. Para mí no es un favor. Ella no lo sabe. Tiene una huerta y algunas gallinas y necesitaba alguien que fuera a darles de comer y a recoger los huevos. Aparte de eso me ha dado vía libre para disponer de todas las verduras que necesite.

Lo que no sabe es que la estoy gozando, porque me siento como cuando era niña e iba al caserío de mis tíos.

Cuando llego al maizal lo están visitando los gorriones pero al sentir mi presencia, huyen volando en grupo. La huerta es una delicia de hierba y hojas verdes sobre la que me paseo. He llenado bolsas de melocotones y peras con los que he preparado mermelada. La de melocotón está deliciosa pero la de pera muchísimo más. Cuando llego a la zona de los tomates, busco los que se comienzan a enrojecer porque como ha llovido en exceso hay que retirarlos para que no se roñen. Les arranco los pimientos y las berenjenas a unas matas pequeñas y entre grandes hojas busco calabacines y calabazas. En un rincón junto al muro he encontrado fresas cuyo sabor es una delicia. También hay espinacas, pero para llegar a ellas, hay que pasar por una zona recién arada y al intentarlo he metido los pies hasta el tobillo. Allí se quedan las espinacas.

A las gallinas hay que echarles una mezcla de maíz y trigo con pienso. Pero antes hay que triturar el maíz que después se junta con el trigo. Por las mañanas, las gallinas están metidas en las cajas poniendo sus huevos y es complicado acercarse. Hoy, alguna valiente me ha dado un picotazo. Pues le he soltado un guantazo. Una gallina coja pone sus huevos en el suelo. También hay una pata que, todos los días, pone un huevo. Blanco como los folios.

En otra zona hay dos ocas, a las que también hay que alimentar. Me he peleado con el recipiente del agua. Hay que abrirlo para llenarlo y después cerrarlo, y darle la vuelta para que el agua quede en un canal del que beben los animales. Es voluminoso y cuesta manejarlo cuando está lleno. Me resulta gracioso que a las gallinas les hayan puesto una olla a presión para el agua. Tiene que pesar un poco, sino se da la vuelta. Se ponen encima y lo tiran todo. También hay que dar de comen a Micifú, el gato. Ponen comida con veneno para los ratones porque Micifú es un señorito, no le gusta salir de caza.

Puerros, zanahorias, lechugas, vainas, manzanas, higos... ¿Y qué más? Salgo sudando pero encantada de haberme sentido como hace treinta años.  Y con mi hijo preguntando... ¿Cómo pueden salirles a las gallinas esos huevos por el culo?





martes, 6 de septiembre de 2011

Verde






Dentro de una manzana sin madurar, conviven
el apabullante bosque en verano,
el musgo pegado a la roca
y la marea bañándose entre algas.

¿Por qué será de ese color la esperanza
si nos transformamos verdes de envidia?
 
Entre el amarillo y el azul, nace.
Es transparencia de diminuta esmeralda
en obscenidad rozando pieles
cuya esencia limpia la pastilla de jabón.
 
Adjetivo que decora ojos y todos,
abundante verde, saciado color.