domingo, 27 de febrero de 2011

Sigo sumando








A veces, nos atrapa el tiempo en la rutina diaria. Nos lleva a suponer que no lo tenemos, que no lo utilizamos para hacer lo que verdaderamente queremos hacer, que el día ha pasado sin ese sentido que queremos darle.


Pero no tenemos en cuenta que estamos eligiendo a cada instante, que no nos ponen un arma en la sien para tomar decisiones.

El día pasa y se suma… ¿A los restados o a los sumados?

Cuando friego, observo la espuma deslizándose entre los dedos y después de añadir jabón al estropajo aprieto el bote para que los restos que quedan en la entrada del mismo afloren al aire en pequeñas pompas de jabón cuyos cuerpos bailan al son de mis soplidos hasta que estallan.

La lavadora y la plancha son una delicia cuando coloco la ropa sobre el cuerpo. El olor del suavizante se expande agradando a mi nariz. Cada domingo por la noche cuando introduzco mi cuerpo entre las sábanas limpias, la relajación viene abrumando cada sensación. La superficie lisa es tan suave como el más agradable musgo aterciopelado que se pudiera encontrar.

Cebollas malhumoradas en picar de ojos, se trasforman en dulzor pochado, pimientos de brillante piel y naranjas zanahorias se desviven en salsas especiadas con pimienta. Carnes y pescados se convierten en paladares exquisitos, en distintos sabores. La cocina, esclava de cientos de instantes es amiga de reuniones de mesa, donde la charla aúna esos ciclos de camaradería y familiar roce que sacia.

Deleitarse con la cotidianeidad, con esa realidad que nos rodea no es perder el tiempo. Hemos elegido una familia, una casa, a las personas que nos rodean, un trabajo. Creer en la rutina no es rendirse a ella. Dentro del respeto hacia uno mismo, hay que sentir la creatividad en todo lo que hacemos. Conquistar nuestras vidas no es difícil si creemos en lo que hacemos, si nos realizamos en cada momento, sin restar días a nuestra vida.






martes, 22 de febrero de 2011

Omar abandona y se marcha










Aquellos ojos llegaron avistando esperanzas
cautivos de un futuro a todas luces soñado,
trayendo mantas vestidas de coloridos pañuelos
para lograr monedas y rodear cuellos.

De oscuro túnel a tienda de campaña,
de templado albergue a esquina de calle,
acompañaron a la tristeza de recoger chatarra
regueros de ansias, pedidas de dámes.

Con las manos caídas, resignado se entrega
después de cuatro años de venir en patera,
con sueños desvencijados sobre los colchones
servidores de reposo para sus sudores.

Quiero esto, quiero aquello…
Para lograr un trabajo salió de su pueblo.
Ahora regresa a la tierra de nacido,
donde solo los suyos le trataron con mimo.





 

viernes, 18 de febrero de 2011

¿Estoy dormida?









Las sábanas, descanso de huesos.
Huesos que relajados, sueñan.
Sueños dormidos que al despertar no recuerdo.
Recuerdo de flashes en el transcurso del día.
Día amanecido entre las sábanas.

He dormido…

Pero… ¿he sentido que estaba dormida mientras dormía?

¿O sólo sé que he dormido porque son las ocho de la mañana?






lunes, 14 de febrero de 2011

Andanzas









Te implico en mis andanzas,
dos asientos juntos frente a la pantalla.

Te dejo entrar en mi descanso
y en mi interior más profundo,
donde expresarme como siento
coronando la cumbre de una montaña,
se convierte en una perenne necesidad.

Me guías por un mundo que no conoces
y que yo apenas entiendo.
El color azul tan vivo como el del cielo despejado
nos atrae a la suavidad que puede tocarse.

Cambiamos la plantilla
y buscamos una foto que me produzca
una sensación ofreciendo impacto.
Buceas en algún retoque de imagen
modificando apenas el adecuado tamaño
que adorna tras el repetido título
la presentación de poemas y relatos.

Mi diseño del blog, no es mío, es nuestro
porque ha brotado de tus palabras
y ha perseguido mis anhelados sueños,
donde compartimos con calma
parecidas uniones y deseos nuevos.

 
 
 
 
Posdata: Gracias a Darilea por los consejos que me ha dado para los cambios que he realizado en el blog.
 
 
 

miércoles, 9 de febrero de 2011

Pueblo de Egipto





"nos"



Cuando visitamos aquella casa,
nos ofrecieron té y pastas,
refrescos, tatuajes de henna
y risas bajo sombras de paja.

Cuando visitamos aquella casa,
acariciamos piel de cocodrilo viva
entre cuatro paredes atrapada
para disfrute de los turistas.

Bailamos dentro de aquella casa
como si de un grupo de danza se tratara.
Nos cogían las manos y saltaban
unas niñas con velos rodeando sus caras.

Cuando salimos de aquella casa
nos esperaban las chiquillas
ansiando saciar con algo el orgullo
cuya existencia aporta pedazos de vida.

De la cartera de una turista
salieron de cincuenta céntimos, dos monedas
ofreciendo a dos princesas morenas
sonrisas para pintar sus bocas abiertas.

Sucedió que ambas querían
la misma atención de aquel regalo
y en armas de garra se tornaron las manos
que antes pedían presentes soñados.

¡Que necesitaran que lucharon sin tregua
que hasta tuvieron que separarlas
de la mujer que sólo quiso darles
lo que para nosotros es poco o casi nada!

¡Qué poseerá este caliente país,
de peleas callejeras, testigo!
¡Por salir de la hambruna, ahora pelea,
vigilante del poderío político!

En unión se aúpa, para descubrir su destino.







viernes, 4 de febrero de 2011

En soledad








Allí se siente al cien por cien.
El sumun de lo máximo.
Donde no existe el engaño
sonando la verdad de frente.
Aparece el desnudo integral
sin máscara ni miedo a ser.

Ese es el lugar donde no existe escondite
que tape quien se siente cada uno.

En la más absoluta soledad.

¡Y que poco la queremos padecer!