sábado, 23 de febrero de 2013

Brújula


 
 
 
 
 
¿Cuándo he de colocar mis límites
ante un ataque? ¿Quizá siempre?
¿Cuándo, mi rabia apaciguada,
he de responder a una ofensa? ¿Quizá nunca? 
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Nunca será siempre
y siempre consistirá en nunca,
totalmente imantados en una brújula. 
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Siempre que halle para despegarme, tiempo
acunándome a cavilar en un rincón,
trataré de continuar en posición
y magnetizar con sosiego, polos y centros. 
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Pero después, para no perder nunca el rumbo,
retornaré a mi amada tierra
donde situar la ley del meollo
escribiendo como éste, algún que otro poema.
 ...
 
 
 
 

sábado, 16 de febrero de 2013

Como si me reinventara
















Como si a cada instante, naciera una flor.
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Como si viera a las gotas de lluvia,
salpicar en los charcos.
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Como si te acercarás a mí por primera vez.
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Como si por la mañana,
un original amanecer me despertará.
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Como si atravesar la puerta del portal fuera,
un fresco despertar a la vida.
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Como si contemplar una colorada,
me colocara en idéntica fronda.
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Como si fuera una almohada que tu amada cabeza recibiera.
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Como si la vida en su transcurrir me envolviera con su luz,
trayendo calidez a lo que me abraza.
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Como si me reinventara,
viviendo mi existencia como si fuera un hecho habitual. 
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Agarrando los segundos como si se me fueran entre los dedos.
 
 
 
 
 
 

viernes, 8 de febrero de 2013

Yoga


 
 
 
 
 
  
Salud activa, poder de conocimiento
y felicidad de paz saciada,
para comprender a la mente,
para serenarla y amarla. 
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Yoga, disciplina del ser. 
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La mente no deja de hablar
más se halla el punto de madurez
en el que la ocupación espiritual
hace despejarse la ansiedad,
evitando el deseo material. 
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Viene contemplando amaneceres
y se acerca dejando al cuerpo caminar,
roza los sentidos con las risas de un niño
o acaricia los oídos escuchando un cantar. 
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Se agarra a las líneas ocultas de un papel en blanco
y sube las escaleras de las blancas y negras del piano.
Encuentra en la respiración un momento claro
cuando mi mente descansa y el cuerpo relajo. 

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Una profesora que me dio clases de yoga hace dos veranos, me explicó que no podía considerarse una disciplina, sino que cada persona tenía que encontrar su yoga particular, que lo que a uno le hacía maravillas a otro le venía mal. Y lo explicaba dejando el campo abierto a muchas facetas de la vida.

Hay gente que hace yoga cantando, estando en silencio y controlando la respiración, con estiramientos, escribiendo, enseñando, bailando…

¿Cuál es tu yoga particular?
 
 
 
 

lunes, 4 de febrero de 2013

Edificio de sentimientos












Al sótano de casa, desciendo poco porque algunas veces encuentro demasiado orden, demasiado desorden. Guardo decepciones, angustias y melancolías. Esos momentos que pueden llevarme a rebuscar donde la vida se me angosta. Cajas y más cajas se amontonan entre esquinas de tristeza, donde el tiempo resultó un puñal clavado en lo más profundo de los sentimientos, haciendo que fueran sentidos demasiado intensos.

No obstante, mantengo la luz encendida para recordarlos. En alguna ocasión, me observo al pie de la escalera mirando hacia abajo, incluso llegando a sentir extraños esos arcones que allí dormitan.

En la planta baja, vive la cocina donde trajino las mil y una situaciones de la diaria rutina. Entre las ganas de vivir muchas primeras veces, encuentro las direcciones por las que siento continuar mi vida. En este espacio, dirijo el sendero por donde quiero y no por donde trata de ubicarme la educación recibida ni el trasiego de quienes me rodean. También me observo, de mis amores, madre y cuidadora de mis dolores, donde acaricio y dejo que me acaricien, defendiéndome de los avatares del camino.

En la primera planta, me apacigua la noche, la vida plagada de instantes plenos cuyas esencias pueden atraer cierto cansancio al alma. Porque sean fascinantes o nauseabundos, la rutina ansía ese lugar para dormitar de todo, ya que es en la soledad del roce de los sentidos, cuando se vive la sinceridad, percibiendo el amor y el egoísmo de uno mismo.

En el ático, me sacia mi rincón secreto donde hallo la inocencia que aún poseo. La verdad junto a la soledad me recorre entre sus paredes. Soy tan yo en este escondite como lo soy en el resto de los pisos, pero en éste disfruto sin utilizar careta ni máscara. Me crecen las amapolas y los búhos y bailo y canto, llenándome de sensaciones cautivadoras. Utilizo mucho este lugar pues si no lo hiciera, perdería ilusiones a cada instante. A veces una telaraña cubierta con gotas de rocío me basta.

Mi edificio de sentimientos me rodea, me compone como si de una partitura de música se tratara. Utilizo todos y cada uno de pisos según las situaciones en que me coloca el vivir de cada día. Porque no podría continuar adelante sin todos los pisos de mi casa. Forman parte de mi existencia y si faltara alguno de ellos, el puzle no podría sentirse completo.

Mi casa, mi rincón…